En 1943, durante la Segunda Guerra Mundial y tras el desastre que supuso que Japón bombardeara Pearl Harbor, se puso en marcha el proyecto ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer) con la intención de resolver los problemas de balística del ejército de Estados Unidos. Lo destacable de todo esto es que hubo un grupo de mujeres, olvidadas durante décadas, que destacaron por sus habilidades matemáticas y de programación en trayectorias balísticas y ecuaciones diferenciales.

Los grandes avances de estas mujeres propiciaron su selección para programar el ENIAC, considerada una de las primeras computadoras de propósito general, con el objetivo de mejorar la rapidez y precisión de cálculo en los lanzamientos.
Su tarea dio como fruto combinaciones de programación que permitieron optimizar el ENIAC. Gracias a sus habilidades en lógica y cálculos matemáticos, estas mujeres sentaron las bases de la programación, haciendo la computadora accesible para todo el mundo.

La eficacia del ENIAC permitió a los aliados mejorar los ataques y poner fin a la guerra mucho antes debido a la eficacia de los cálculos. Sin embargo, cuando se presentó el ENIAC de manera oficial, solo se dio a conocer a sus constructores. Las mujeres que lo programaron quedaron olvidadas, llegándose a alegar que salían en las fotos porque eran modelos que posaban con la computadora.

Al finalizar la guerra, en su mayoría, estas mujeres volvieron a sus casas, apartando su trabajo y carrera profesional para concentrarse en su familia.