Ángela Ruiz Robles, natural de Villamanín (León), dedicó su vida a la
enseñanza. Destacada por tener una metodología innovadora, Ángela consideraba la
necesidad de adaptar la educación al nivel y capacidad de cada alumna y alumno.
En esta línea, en 1949, esta maestra diseñó una caja con un sistema de bobinas
en las cuales introdujo el material de las asignaturas en varios idiomas. Esta caja
también tenía un abecedario para poder escribir, y luz para que pudiera usarse a oscuras.
Esto es, Ángela inventó el primer libro electrónico. Con ello, pretendía varias cosas:
Evitar al alumnado cargar con numerosos libros, propiciar un ahorro e implementar un
aprendizaje más eficaz.
Patentó así el libro electrónico (o enciclopedia mecánica, como ella misma lo
hizo llamar) con la intención de cambiar la metodología de aprendizaje de la época.
Pero para ello tenía que producir este artilugio en serie con materiales más económicos
y fáciles de trabajar. Tristemente, nadie le dio importancia a su idea.
Sin embargo, Ángela no se rindió en su andadura y continuó con la creencia de
que el aprendizaje tenía una manera alternativa de llevarse a cabo. Siguió pagando su
patente durante años y, además, esta maestra y escritora diseñó otros objetos muy útiles
en la escuela como una máquina taquimecanográfica y un atlas científico-gramatical.
Ángela murió en 1975 y como es habitual, años después de su muerte, comenzó
a reconocerse su labor, llegando incluso a plasmarse su imagen en el logotipo temporal
de Google hace 6 años.